¿Qué sabemos de la fibromialgia?

La fibromialgia es a día de hoy una enfermedad de etiología desconocida, incluso no diagnosticada correctamente en algunos casos. Es frecuente observar cómo se produce un recorrido de los enfermos por diferentes consultas, hasta determinar el diagnóstico concreto, normalmente realizado por un reumatólogo.

 

Algunos investigadores apuntan a la existencia de un trauma físico o psicológico en las personas que la sufren, otros creen que puede deberse a infecciones virales. Afecta aproximadamente a un 4 % de la población, la mayoría mujeres, y sus síntomas pueden provocar graves limitaciones funcionales de tipo crónico, aunque no es degenerativa.

¿Cómo se manifiesta?

Se manifiesta con dolor generalizado, que se agrava con el estrés, el frío o la actividad física mantenida. Produce rigidez articular matutina, parestesias, fatigabilidad, astenia y alteraciones en el sueño, entre otras sintomatología.

 

Desde la perspectiva psicológica, la fibromialgia suele ir acompañada de alteraciones emocionales, episodios depresivos y de tipo ansiógeno. Estos síntomas se ven agravados en muchas ocasiones por la incomprensión de la enfermedad por parte del entorno familiar y social de los pacientes, que no valoran hasta qué punto es capaz de invalidar la fibromialgia.

fibromialgia

¿Cómo podemos sobrellevar esta patología?

El apoyo terapéutico, puede ser una valiosa ayuda para sobrellevar esta patología, proponiéndose como objetivos principales: conocer los síntomas y cómo afectan, para asumir las limitaciones; evitar la sensación de soledad e incomprensión; mejorar la autoestima; desarrollar estrategias para afrontar el dolor y la sintomatología ansioso-depresiva, así como  favorecer la relación con nuestro cuerpo y un ejercer un mayor control sobre él.

 

Las tensiones laborales, familiares y las alteraciones emocionales, agravan el estado de dolor y fatiga crónica de los enfermos de fibromialgia, por lo tanto, es importante el aprendizaje y puesta en práctica de técnicas de relajación y respiración que ayuden a una mayor sensación de autocontrol.

 

La ayuda y colaboración familiar es también un instrumento eficaz para su tratamiento. La mayoría de los familiares mantiene una actitud de resignación y un tanto pasiva ante la expresión del dolor. El animarles a la práctica de ejercicios físicos adecuados, la adaptación a las tareas diarias en función de su estado y sobre todo la comprensión, producen una disminución notable de la sensación de malestar. Debemos reforzar positivamente las conductas de afrontamiento ante el dolor, ante las quejas frecuentes y la inactividad excesiva, fomentando la expresión de las emociones, sin apelar a la culpa y la búsqueda de actividades placenteras.

 

Es posible mejorar notablemente la calidad de vida de las personas que padecen fibromialgia y desde la psicoterapia cognitivo-conductual podemos contribuir a una mayor y mejor adaptación y normalización.

Rafael Alonso Guerra

 

Psicoterapeuta de Grupo DICTEA

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