Comportamientos a evitar
Debido al aumento de demanda de Terapia de pareja y al incremento de rupturas sentimentales que estamos experimentando, me ha parecido interesante exponer en este post algunas reseñas, pautas…sobre aquello que “se debe y no se debe hacer” para que una relación de pareja tenga un sano funcionamiento, dure en el tiempo y sea de calidad.
- Intentar cambiar a la pareja
La pareja es como es. Hay un periodo de conocimiento en el que es mejor analizar las características de esa persona y evaluar si puede ser compatible con la propia forma de ser. Pensar que ciertos rasgos cambiarán suele ser una expectativa equivocada. Esto puede ocurrir o no. Lo más aconsejable, es una buena observación, y aprender a amar a la persona como es, no como a uno le gustaría que fuese. El proceso es, naturalmente, recíproco.
- Dejar los conflictos sin resolver
Suele ser también frecuente que tras un conflicto la forma de solucionarlo sea dejarlo pasar. No cabe duda de que se trata de una alternativa, pero probablemente es la menos eficaz. El conflicto es indicativo de un desacuerdo sobre el que hay que buscar un punto en común, si lo que se pretende es que la relación siga funcionando.
Más bien lo contrario, la acumulación de conflictos, desencuentros y la prolongación de situaciones indeseadas provoca una profunda sensación de malestar, en muchas ocasiones muy difícil de superar.
Un buen ejercicio es acostumbrarse a escuchar lo que el otro tiene que decir, guste o no, y pedir que nuestra pareja nos comunique su malestar, sin que para ello haya que recurrir a insultos, enfados o chantajes innecesarios y que no llevan en la práctica a ninguna situación eficaz.
- Interponer el punto de vista individual.
La única ventaja que se obtiene al interponer el propio criterio es que puede producir cierta sensación de bienestar, a costa del malestar de los que han tenido que aceptarla (desventaja).
Otra desventaja sería que, realmente, no se ha resuelto un conflicto y probablemente habremos provocado cierto resentimiento en nuestra pareja. Pretender que una relación funcione de esta manera podría considerarse utópico, cuando no irracional.
- Involucrar a los hijos/as en los conflictos
Los conflictos de pareja no tienen nada que ver con los hijos y, sin embargo, se les suele utilizar de múltiples maneras en estas situaciones. Bien como escudo en el que esconderse y permitir que los primeros que reciban el daño sean ellos. Bien como armas arrojadizas para chantajear y hacer daño a la otra persona. Bien como cubos donde van a parar los insultos y las culpabilidades recíprocas, si no toman una posición definida.
Los problemas de pareja adulta, han de ser resueltos, exclusivamente, entre los dos miembros adultos de la pareja, y no involucrar a personas que no tengan que ver con la falta de entendimiento entre ellos, especialmente los hijos/as.
Pautas para una relación duradera
Entre las principales pautas que nos permitirán tener una relación afectiva duradera y de calidad, destacamos las siguientes:
- No dejar de ser uno mismo: en nombre del amor, suele ocurrir que algún miembro de la pareja cede hasta que es incapaz de reconocerse a sí mismo, su carácter y sus ilusiones. Mas que un derecho, que lo es, se trata de una estrategia eficaz, pues, si la pareja no le conoce a uno tal como es, difícilmente podrá quererla y ayudarla a conseguir los objetivos que se hayan marcado, individualmente y en conjunto.
Cuando uno deja de ser uno mismo, no se está dando, en primer lugar, la oportunidad de saber si la otra persona le quiere tal como es. En segundo lugar, no está permitiendo que el otro le quiera por lo que es y por cómo es.
Comunicarse con respeto, cariño y en positivo: para comunicar algo que nos desagrada o molesta no hay que ofender, humillar o agredir. Las parejas que tienen la fórmula de la felicidad duradera, y las hay, se comunican de manera que el otro entienda lo que le está diciendo, y entre ambos encontraran soluciones adecuada para los dos. Hablarse con respeto, cariño y en positivo
- permite mirar al futuro e ir dejando atrás las pequeñas diferencias cotidianas, sin dejar marcas ni heridas que ni siquiera el tiempo logra cerrar.
Por último es importante, aunque haya niños/as pequeños, no dejar de tener espacios que sean solo de pareja. Cenar, pequeñas salidas o viajes, actividades compartidas, etc. Los niños se harán mayores, se irán, y es saludable para la pareja que esos años no sean una hoja en blanco o, lo que es más triste, que se hayan convertido prácticamente en unos desconocidos.