Reacciones agresivas

Las conductas agresivas forman parte de nuestro repertorio conductual y están incluidas en nuestro cerebro más primitivo, formando parte del instinto de supervivencia. Cuando nos atacan, estamos en peligro o nos sentimos amenazados es frecuente que emitamos comportamientos  agresivos.

 

La vida en grupo, la constitución de sociedades hizo necesario regular nuestras conductas estableciendo leyes, normas y reglas que evitan consecuencias negativas para los seres humanos y su entorno. La violencia de género, la xenofobia, la guerra entre pueblos, el maltrato animal son actuaciones que todos rechazamos por ser contrarias a la convivencia. En las relaciones personales todos conocemos los efectos que producen el empleo de la agresión: son adversos  e ineficaces.

Educación para evitar las conductas agresivas

Es necesario, dentro de las pautas educativas y la transmisión de valores que inculcamos en nuestros hijos, enseñarles las habilidades sociales necesarias para el control de los impulsos y la evitación del empleo de conductas agresivas. Conceptos como conciliación, búsqueda de consenso, resolución pacífica de los conflictos, cooperación, son básicos en el aprendizaje individual y social. Debemos aprender a resolver nuestros problemas sin necesidad de usar la violencia y emplear los recursos necesarios para evitar o impedir que otros peleen.

 

Cuando reflexionamos antes de actuar de una determinada forma, estamos ejerciendo un autocontrol sobre nuestra conducta, que va a posibilitar que ésta sea más razonada y menos instintiva. Cuando nos alteramos corremos el riesgo de precipitarnos y caer en conductas agresivas. Es preciso intentar recobrar la calma, apaciguarnos antes de proceder. Esto no significa que tengamos que interiorizar cualquier situación adversa en las que se nos insulte o ataquen y reaccionar de forma pasiva. Es posible responder con firmeza y contundencia desde la asertividad. Expresar nuestros puntos de vistas y los sentimientos que nos generan las acciones de los demás sin conducirse hacia conductas agresivas.

conductas agresivas

Resolver situaciones agresivas

Para resolver situaciones en las que se producen enfrentamientos, posturas encontradas y conductas agresivas, las habilidades de negociación son muy útiles. Llegar a acuerdos con personas que no opinan igual que nosotros, tratar de convencer con argumentos, ser capaz de ponerse en lugar del otro para tratar de comprender sus posiciones, desterrar el empleo de la fuerza para conseguir nuestros objetivos debe estar presente en el manual de las habilidades que debemos transmitir cuando educamos.

 

Y para que avancemos y nuestra sociedad sea más amable, es necesario ejercitar con más frecuencia la actitud de perdonar. Si el resentimiento por las barbaries ocurridas, los enfrentamientos, las guerras, las rencillas familiares, los agravios personales se mantienen en el tiempo y no somos capaces  de perdonar, será imposible la convivencia pacífica. Liberemos las conductas agresivas para emplear nuestra energía en actos positivos, gozaremos de una mejor salud física y mental.

 

 

Rafael Alonso Guerra.

 

Psicoterapeuta de Grupo DICTEA

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