Emprendimiento en la sociedad actual

Escribir hoy en día un artículo sobre competencias emocionales y emprendimiento constituye para mí un reto nada fácil de asumir, sobre todo, por la cantidad de artículos, reflexiones y demás propuestas, todas ellas interesantes, que se publican todos los días en los diversos medios de comunicación, principalmente en las redes sociales.

 

Con este primer artículo pretendo esclarecer algunos de los principales conceptos con los que iremos trabajando dentro del apasionante mundo del emprendimiento. Concretamente serán dos: competencias y emprendimiento.

Comenzaré haciendo una aproximación conceptual al término competencia, la que podemos definir como “la capacidad de movilizar adecuadamente el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para realizar actividades diversas con calidad y eficacia(Bisquerra y Pérez, 2007, p. 62). He elegido esta definición porque para mí expresa un enfoque sistémico de la totalidad de lo que somos o podemos llegar a ser, donde se aglutina el “saber”, el “saber hacer” y el “saber ser”. Ya lo dijo Delors cuando afirmaba que “quién va más allá de los conocimientos, introduce el ámbito de los saberes en la educación: saber ser, saber conocer y saber hacer(Delors, 1996, p. 168).

Tipos de competencias para el emprendimiento

A partir de ahí, o sea, de ese término, podríamos distinguir una serie de competencias más específicas dependiendo de dónde nos situemos dentro de esas áreas, lo que ha originado una multitud de clasificaciones respecto a ello en la literatura científica. Pues bien, con la intención de seguir situándonos en la temática sobre la que vamos a trabajar, vamos a quedarnos con las aportaciones que apuntan a una doble vertiente competencial, las competencias de desarrollo técnico-profesionales y las competencias de desarrollo socio-personales (Bisquerra y Pérez, 2007). En este último grupo quedan encuadradas las competencias emocionales, las que definiremos como “el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales(Bisquerra y Pérez, 2007, p. 64). Desde ahí se propone un modelo pentagonal para el desglose de las mismas, distinguiendo las siguientes: conciencia emocional; regulación emocional; autonomía emocional; competencia social; y las competencias para la vida y el bienestar. A su vez, se desglosan en microcompetencias emocionales (Bisquerra, 2003),  de las que iremos hablando en posteriores post, buscando siempre los nexos de unión con el emprendimiento.

 

Sobre el concepto emprendimiento, si lo buscamos en el diccionario de la RAE, lo relaciona con “emprender”, del latín in ‘en’ y prendĕre ‘coger’, lo que define como acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro. Llevado este término al mundo empresarial, podemos decir que el emprendimiento es la decisión que toma una persona de invertir recursos en una oportunidad de negocio que considera viable de llevar a cabo para obtener beneficios económicos, con la consecuente asunción de responsabilidades y riesgos que conlleva. A este concepto, y con la intención de seguir afinando de qué iremos hablando en posteriores post, estudio recientes (Zampetaskis et al. 2009; Ahmetoglu et al. 2011; Lee et al. 2011; Ripoll et al, 2014; entre otros) han sumado los de “autoeficacia” y el de “actitudes”, distinguiendo la Autoeficacia Emprendedora y las Actitudes del Emprendimiento

emprendimiento

Emprendimiento: conclusiones

Para terminar con este primer artículo, y una vez que hemos definido los principales conceptos con los que trabajaremos, quiero hacer mención al importante papel que juegan las emociones en los procesos de emprendimiento, del que sólo diré, de momento, que pueden resultar un factor clave en el éxito del mismo. Para mí, emprender lo que nos apasiona es garantía de que nos apasione lo que emprendemos, y eso, en mi opinión, es el mayor aliciente que nos conduce al éxito de nuestros proyectos, sean del tipo que sean. Y acabo con un par de  preguntas para la reflexión:

¿Hasta dónde estamos seguros con nuestro proyecto emprendedor?

¿Hasta dónde te apasiona?

 

Antonio Rodríguez Lepe

Psicopedagogo – Coach

Experto en Competencias emocionales

Consultor Área de Proyectos DICTEA

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