Miedo a volar: una fobia muy común
Llegan las vacaciones y muchas personas experimentan con angustia el momento de trasladarse al lugar elegido porque tiene que viajar en avión. Algunas incluso modificarán a última hora sus planes para evitar este medio de transporte.
Cuando el miedo se torna en insuperable y provoca una reacción de angustia que imposibilita el afrontamiento a volar, podemos determinar que estamos hablando de una fobia, miedo a volar. Este trastorno provoca un intenso malestar, incluso de forma anticipatoria –es decir, ya se sufre antes de ocurrir, imaginando como va a ser el momento de producirse-, además de conllevar manifestaciones somáticas como mareos, sudoración, nerviosismo, tensión muscular….
Origen del miedo a volar
La respuesta fóbica por excelencia es la evitación. Al no poder soportar enfrentarse al hecho de montar en un avión, se evita o se emprende la huida. El miedo que se siente es de alta intensidad e irracional. Puede concretarse en temor a sufrir un accidente aéreo, a que se produzcan diversas incidencias durante el vuelo, a la sensación claustrofóbica de sentirse atrapado o simplemente a no tener el control de la situación.
El origen de esta fobia puede estar relacionado con un acontecimiento vivido de forma negativa por la propia persona o alguien cercano, o por aprendizaje vicario: por transmisión del miedo (padres que han manifestado ideas catastrofistas en relación a viajar en avión)
La fobia a volar no ocasiona excesivos perjuicios cuando no es algo necesario o frecuente en la vida personal, pero puede convertirse en un verdadero problema cuando es una exigencia profesional o si las circunstancias lo exigen.
Cómo superar el miedo a volar
Las técnicas cognitivos-conductuales se han mostrado eficaces en el tratamiento del miedo a volar. Utilizando estrategias como mejorar el nivel de información sobre los aviones, sus mecanismos, la seguridad de los vuelos; y eliminando los pensamientos irracionales de las personas que sufren la fobia. Mucha gente teme los accidentes aéreos, cuando estadísticamente son mucho menos frecuentes que los automovilísticos, siendo además uno de los medios de transporte más seguros que existen.
Acercarse al aeropuerto para ver como despegan los aviones, pasear por los distinto espacios sin ansiedad, realizar actividades gratificantes dentro del recinto, ayudan a disminuir los síntomas y asumir con normalidad el afrontamiento de la situación. Es preferible hacerlo en condiciones favorables como ir acompañado por alguien que te transmita seguridad, escuchar música, mantenerte activo, hacerlo de día si así lo prefieres…
En fin, llega el momento de salir de vacaciones y hay que perderle el miedo a volar. Buen viaje y buen vuelo.
Psicoterapeuta, Grupo Dictea.