¿Salir de la empresa y ahora qué?
¿Saliste de la empresa en la que estabas? ¿no sabes hacia dónde dirigirte? ¿no tienes claro ni el objetivo ni la estrategia?
El proceso de salir de una empresa
Las salidas no deseadas de las empresas suelen generar contextos de alta incertidumbre a nivel organizacional y por supuesto a nivel individual. Estos momentos de cambio y de desconocimiento hacia un futuro próximo genera emociones individuales, y colectivas que en muchos de los casos pueden producir bloqueo, parálisis y elevada desmotivación llegando a impactar de manera muy negativa en las personas que las experimentan. Asimismo, si esta salida se produce de manera repentina, el/la profesional puede verse desubicado/a en lo que al mercado laboral respecta, sin saber muy bien cómo actuar o qué acciones emprender para conseguir un nuevo puesto de trabajo que encaje con sus preferencias. En este contexto de incertidumbre y miedo entra en escena el servicio de outplacement (o de “reubicación”).
Cada vez son más las empresas que a través de consultoras (normalmente externas) solicitan acompañamiento psicológico y asesoramiento profesional a sus ya extrabajadores en el marco de la nueva realidad que tienen y que se les presenta. Al tratarse de un servicio combinado, es indispensable que las personas encargadas de proporcionar este asesoramiento se encuentren lo suficientemente formadas y cuenten con experiencia tanto en el ámbito de la psicología, el coaching o el mentoring así como en el campo de la empleabilidad, la identificación y el desarrollo del talento así como de gestión de personas y recursos humanos en general.
En relación al primero de los requerimientos, es necesario que los profesionales del “outplacement” puedan aportar experiencia y habilidad para acompañar y ayudar a afrontar emocional y psicológicamente una nueva realidad que trae consigo emociones como el miedo o la incertidumbre, la ira, la tristeza, y que pueden convertirse en un obstáculo en el camino hacia la búsqueda de nuevas oportunidades profesionales, generando conductas y pensamientos que la alejan de su nuevo objetivo profesional. En este sentido el acompañamiento persigue la identificación e integración del estado emocional generado e identificando conductas adaptativas que permitan avanzar en la situación actual y futura de la persona afectada.
Por otro lado, el conocimiento y experiencia en el ámbito competencial, de la empleabilidad y de la gestión del talento y los recursos humanos, permitirá aportar al interesado una visión real y objetiva de aspectos tales como el perfil profesional y competencial que aporta, proporcionándole la perspectiva que le permita optimizar sus fortalezas personales y técnicas, así como, identificar su valor añadido como candidato. Así mismo, este acompañamiento tan personalizado garantiza la identificación de nuevos objetivos profesionales vinculados a los intereses y posibilidades reales de la persona permitiendo extraer al máximo y trabajar para el desarrollo de aquellas fortalezas que le hacen “competente” para el mercado de trabajo actual. Trabajar el autoconocimiento, así como, analizar el mercado de trabajo y las técnicas de búsqueda de empleo, currículum vitae, networking, además de la marca personal, son algunas de las cuestiones a trabajar en estos procesos, reforzando de esta forma y en gran medida el autoconcepto, aumentando la confianza en sus “nuevas” posibilidades, reduciendo el impacto psicológico ante el despido, y proporcionando una nueva mirada a la situación de “búsqueda activa”, que no “situación de paro o desempleo” cuya expresión trae asociada prejuicios que afectan negativamente tanto al candidato como a su entorno.
Y todo lo comentado haciendo referencia al impacto en el interesado o “afectado” pero: ¿qué impacto puede tener este servicio en las empresas que brindan esta oportunidad de acompañamiento a los profesionales que dejan de pertenecer a su plantilla?
Con frecuencia, las empresas que solicitan estos servicios, suelen ser organizaciones centradas en “la persona”, interesadas por su destino más inmediato y el de sus familias, y sensibilizadas por el nuevo escenario al que se enfrentan. Son empresas responsables con los colectivos con los que se relacionan, y en este caso con el recurso más valioso del que disponen, las personas, actuando con coherencia con su sentido de Responsabilidad Social, retroalimentando a su vez el sentimiento de confianza del resto de trabajadores, que permaneciendo en la empresa, sentirán el respaldo proporcionado por la organización y que ante un contexto general incierto podrían repetir en un futuro.
En definitiva, en un contexto como el actual, en el que prima la incertidumbre y ciertas dosis de pesimismo y negatividad, es absolutamente indispensable acompañar a empresas y particulares a alejarse del miedo, del desánimo y de la parálisis para adoptar una nueva perspectiva constructiva y optimista que le permita identificar objetivos, caminar y actuar hacia la consecución de los mismos para su éxito particular y para el éxito de la sociedad al completo.