Fracaso escolar en España
El fracaso escolar es una situación a la que se enfrentan muchas familias. Cuando alguno de nuestros hijos suspende varias asignaturas y tiene que repetir curso o no logra superar año tras año los objetivos del nivel de estudio que cursa puede considerarse que se encuentran en una situación de fracaso escolar. España, según los últimos datos es el segundo país de la Unión Europea en fracaso escolar, sólo superada por Malta, con una tasa de abandono prematuro del sistema educativo del 19% (la media europea se sitúa en el 10,7%)
Factores que influyen en el fracaso escolar
El bajo rendimiento académico puede deberse a varios factores, fundamentalmente:
- Intelectuales: Bajo nivel de competencias y habilidades que dificultan el aprendizaje o sobredotación con problemas adaptativos.
- Trastornos específicos del aprendizaje: dislexias, disgrafías, discalculia…
- Clínicos: Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad, fobias, trastornos de ansiedad…
- Pedagógicos: Desconocimiento o inadecuada aplicación de las técnicas de estudios, cambios de centros con niveles dispares de exigencia…
- Emocionales: Dificultades personales, familiares, sociales.
¿Qué podemos hacer cuando nos encontramos en esta situación? Evidentemente, el primer paso es contar con la ayuda de un profesional. Es necesario realizar una evaluación exhaustiva que determine las causas del bajo rendimiento académico a través de pruebas estandarizadas, test psicopedagógicos y entrevistas con el alumno/a y los familiares. Sólo de esta forma podremos realizar un diagnóstico preciso que nos permita poner en práctica posteriormente las medidas adecuadas para solucionar el problema.
Cómo evitar el fracaso escolar: el papel de los padres
Es importante detectar de forma temprana las dificultades para que el abordaje de las dificultades sea menos complejo y las perspectivas de éxito mayores. En este sentido, el seguimiento por parte de los padres de la marcha escolar de sus hijos e hijas es muy importante, supervisando que realiza diariamente las tareas, que prepara adecuadamente los exámenes y acudiendo regularmente a tutorías para conocer su desarrollo escolar.
Cuando nos enfrentamos a este problema, tendemos a responsabilizar al niño o niña de falta de esfuerzo e interés, cuando en muchas ocasiones hay otros factores que influyen en su rendimiento y que le llevan a experimentar de forma negativa el estudio. Encauzar la situación para que recobre la confianza, la autoestima y el nivel de motivación adecuados es también tareas de los padres, los cuales deben estar implicados en el proceso educativo plenamente.
Rafael Alonso Guerra
Psicólogo – Terapeuta
Grupo DICTEA