Saliendo de la zona de confort
Ayer estuve cenando con una gran amiga hablando de los cambios, de lo que nos cuesta confiar en que todo irá bien, de cómo nos aferramos a lo conocido, a lo “seguro”….
Hablando de esto, tanto a ella como a mi, se nos “encendió la bombilla” y recordamos un dicho Zen que seguro que habéis leído o escuchado en algún momento: “Salta, y aparecerá la red”. Por él, me he sentido inspirada para reflexionar y escribir éste post.
A lo largo de nuestro caminar por la vida, en innumerables ocasiones nos encontramos con situaciones en las que tenemos dos opciones: Atrevernos o no, apostar por el riesgo o por lo seguro, pasar a la acción o quedarnos analizando los pros y contras eternamente. En definitiva, saltar o quedarnos en la cima paralizados por el miedo.
El temor nos impide avanzar
El temor, nos impide descubrir nuevas experiencias, conocer personas interesantes, enriquecernos. Lo más curioso de todo es que al final te das cuenta que los limites únicamente están en nuestra mente. Si confías, llegará!! Esa misma actitud de apertura al mundo, de atreverte a descubrir y jugar como cuando éramos niños, se contagiara a tu alrededor y las cosas saldrán.
El mundo a veces nos parece amenazador y peligroso pero si nos acobardamos y escondemos en esa falsa seguridad no descubriremos todo lo bueno que está por llegar. Ojalá ese miedo al fracaso no nos frene y nos atrevamos a aprender con nuestros errores y decisiones, que no dejemos de intentarlo y arriesgarnos con una dosis de LOCURA y CURIOSIDAD.
Cuentos para pensar
Para terminar me gustaría dejaros con uno de los “Cuentos para pensar” de Jorge Bucay. Te sugiero que lo leas tranquilamente y visualices cada situación para así meterte en la historia. Espero que te guste y te haga pensar.
Voy caminando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras.
En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad.
Agudizo la mirada para distinguirla bien.
Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo.
Todas mis metas, mis objetivos y mis logros.
Mis ambiciones y mis sueños están en esa ciudad.
Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo que aspiro, lo que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad.
Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella.
Al poco de empezar a andar, el sendero se hace cuesta arriba.
Me canso un poco, pero no importa.
Sigo.
Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino.
Al acercarme, veo que una enorme zanja impide mi paso.
Temo…Dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente.
De todas maneras, decido saltar la zanja.
Retrocedo, tomo impulso y salto…
Consigo pasarla.
Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja.
Vuelvo a tomar carrera y también la salto.
Corro hacía la ciudad: el camino parece despejado.
Me sorprende un abismo que detiene mi camino.
Me detengo.
Es imposible saltarlo.
Veo que a un lado hay maderas, clavos y herramientas.
Me doy cuenta de que están alli para construir un puente.
Nunca he sido hábil con mis manos….
…pienso en renunciar.
Miro la meta que deseo…y resisto.
Empiezo a construir el puente.
Pasan horas, días, meses.
El puente está hecho.
Emocionado, lo cruzo
y al llegar al otro lado…descubro el muro.
Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños…
Me siento abatido…
Busco la manera de esquivarlo.
No hay forma.
Debo escalarlo.
La ciudad están tan cerca…
No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar.
Descanso unos minutos y tomo aire…
De pronto veo,
a un lado del camino,
a un niño que me mira como si me conociera.
Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mi mismo…cuando era niño.
Quizá por eso me atrevo a expresar en voz alta mi queja.
-¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta.
-¿Por qué me lo preguntas a mi?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras…
Los obstáculos los trajiste tú.
Grupo DICTEA