Cuando una pareja o una sola persona decide apostar por procesos de reproducción asistida es consciente de que éste suele conllevar importantes alteraciones emocionales.
A la ansiedad, el estrés y el miedo ante la espera y la incertidumbre, se le suma el sentimiento de fracaso cuando las cosas no salen como se imaginaba. Por ello, es importante prestar atención al bienestar psicológico que permite vivir estas experiencias de la mejor forma posible.
Por otro lado, seguramente antes de pensar en esta posibilidad ya se ha recorrido un largo trayecto en la búsqueda del deseado embarazo. Normalmente, esa etapa se ha caracterizado por diferentes ciclos donde se intercalaban la ilusión de la espera con momentos de decepción. Este camino suele llevar al desgaste físico y emocional, siendo ahora primordial desarrollar una actitud positiva y resiliente para iniciar el proceso de fecundación.
Los Estudios avalan que, alrededor del 22% de las mujeres que se someten a algún tipo de tratamiento de reproducción asistida aseguran haber sufrido o estar sufriendo trastornos como la ansiedad o la depresión, aunque ésta en menor medida.
Además, el 77% de las parejas que deciden abandonar los tratamientos suelen hacerlo por presiones psicológicas, no por un mal pronóstico o resultado. El punto clave se da tras el tercer intento en FIV (Fecundación In Vitro) en el cual se da el mayor abandono, sumando a que más del 10% de las pacientes mujeres sufren ideas de suicidio tras el primer fracaso en FIV.
Te acompañamos para una gestión positiva y saludable de las diferentes situaciones que pueden aparecen en el camino:
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