A menudo, cuando nos despedimos de un año y estamos a las puertas de que comience otro nuevo, nos surge la brillante idea de plantearnos una lista de propósitos a cumplir. Suele estar basada en metas y objetivos que nos marcamos y que nos hace aflorar esas inquietudes que nos motivan a ser mejores personas.

Una de las principales cosas que hace al ser humano llegar al éxito (personal, profesional, laboral… etc.) es plantearse cuáles son sus propias ambiciones, deseos e intenciones de crecer y mejorar. El simple hecho de plantearlas incita a verse en un futuro con dichas intenciones cumplidas y mejorando día a día.

Con este post se pretende transmitir que la idea de crecer como persona no debe estar basada solo en centrar el foco de atención en uno mismo. También es posible crecer centrando el foco en quien lo necesita, en quien sin demandarlo lo pide a gritos y en quien tiene menos recursos.

Ya que una de mis pasiones es la psicología y precisamente está basada en aportar ayuda, recursos y herramientas para que las personas ganen en calidad de vida, me hace especial ilusión transmitir que acabo mi año tachando uno de mis propósitos del 2019, ayudar a crecer y crecer al mismo tiempo.

Aprovechando esa mención a la lista de propósitos de año nuevo, en la medida de lo posible he ido intentando tachar todos los que al comenzar el año me planteé. Por esto, no merece dejar de ser mencionado uno de los más especiales, aventurarme a hacer un voluntariado en un país subdesarrollado para ayudar a su población a encontrar bienestar en estas fechas tan señaladas para todos.

A menudo se plantea la duda de que es exactamente ser voluntario y con qué objetivo específico se lleva a cabo.

Básicamente, ser voluntario consiste en aportar cualquier tipo de ayuda de modo solidario y desinteresado a personas que lo necesitan, es ayudar con fines benéficos en entornos de gente con pocos recursos económicos, con dependencia física o psíquica, es ayudar en países subdesarollados, es ayudar tanto en labores ambientales como personales, es ayudar en catástrofes naturales… es, en definitiva, recibir muchísimo más de lo que se da, es ser feliz haciendo felices a otros.

Es necesario que la persona realice esta labor de forma libre, sin imposición ninguna. Tampoco han de existir motivaciones salariales ni de ninguna otra índole, sobre todo y la más importante contribuir a que el mundo sea un poquito mejor de lo que es.

Mi lista de propósitos se completa tachando este último, viajar a Cuba, un país con bastantes necesidades básicas por satisfacer, donde me han dado la oportunidad de aportar mi granito de arena ayudando a la población infantil con problemas médicos.

Será un voluntariado de contribución al desarrollo, desempeñando labores de reparto de comida, ayuda con la higiene básica y cuidados secundarios de tipo sanitario.

El voluntariado se realizará en un hospital pediátrico llamado José Martí que se encuentra en la provincia cubana de Sancti Spiritus, fundada en el sigo XVI por un ciudadano español llamado Diego Velázquez.

Ante el desconocimiento exacto de qué me aportara la experiencia, solo cabe destacar en estas líneas la ilusión, las ganas y la motivación por iniciarla. Llevando como valor principal la solidaridad, pues es la que nos mueve a dar sin esperar recibir nada a cambio.

 

¡Feliz navidad y próspero año nuevo!