Cada fracaso nos enseña algo que necesitamos aprender”
Charles Dickens

Son muchos los pensadores que nos han lanzado sabias enseñanzas y consejos en torno al fracaso y a cómo deberíamos vivirlo de una forma mucho más constructiva y positiva, para aprovechar la oportunidad que nos brinda en lugar de permitir que nos destruya y haga sentirnos desgraciados y frustrados.

Tal y como dice Paulo Coelho: “Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar porque en realidad, lo verdaderamente importante es tener el coraje y la valentía de intentar las cosas, de perseguir aquello que deseamos y ser capaces de lanzarnos a la piscina, a pesar de los miedos, de los obstáculos y de las palabras de desánimo que suelen rondarnos por parte de aquellas personas, que en realidad, no se atreven a lanzarse….

En numerosas ocasiones, acompañando a clientes en sus procesos de mejora personal, ya sea a través del coaching, del mentoring o de la formación, tras la inevitable pregunta: ¿Y qué es lo peor que te puede pasar si lo intentas? La respuesta suele ser siempre la misma: “Qué me equivoque, que las cosas no salgan tal y como espero, que fracase…..” . Y es éste precisamente el principal freno a la hora de perseguir nuestros sueños, la principal atadura a nuestra realidad actual que quizás nos tiene frustrados, infelices y ahogados, pero que por lo menos… es una realidad conocida y que no supone asumir ningún riesgo implícito a todo cambio y que por lo tanto, no me expone a fracasar….

Ahora bien, ¿hasta qué punto no estamos realmente fracasando cuando nos quedamos inmóviles y preferimos acomodarnos y no hacer nada en lugar de afrontar el riesgo que implica lanzarse a por lo que deseamos?

Hay varios claves que pueden ayudarnos a comenzar a percibir y vivenciar el fracaso de forma diferente, para así transformarlo en una palanca que nos impulse hacia adelante y nos acerque al éxito:

    • El primer paso es cambiar las creencias que tenemos respecto al fracaso. Para ello es primordial revisar cómo percibo el fracaso, qué significa para mí fracasar, cómo lo vivencio y de qué forma me ayudan esas creencias de cara a conseguir mis objetivos… y si identificas creencias negativas significa que tus creencias son limitantes y por lo tanto, en lugar de impulsarte y facilitarte el camino te están restando energía y motivación, además de inyectarte desánimo y miedo.

 

    • El segundo paso es comenzar a entender el fracaso como una oportunidad para aprender y mejorar. Ello implica ser capaz de, tras no haber conseguido la meta esperada, pararse a reflexionar acerca de qué “Lecciones de aprendizaje” podemos sacar de dicha experiencia. Si lo hacemos, estaremos convirtiendo dicho fracaso en trampolín hacia nuestro desarrollo, entenderemos que tras esa experiencia estamos muchos más preparados, y por lo tanto… somos mejores de lo que éramos y tenemos más posibilidades de alcanzar el éxito.

 

    • En tercer lugar, es importante centrar bien nuestro objetivo y premiar el esfuerzo, la valentía y la entrega, en lugar del resultado. Muchas veces nos equivocamos a la hora de fijarnos el objetivo y nuestra meta es alcanzar el éxito en aquello que nos proponemos, cuando en realidad es mucho más saludable y productivo concentrarnos en dar lo mejor de nosotros mismo, poner en juego todo lo que dependa de nosotros para conseguir aquello que deseamos. De esta forma, si finalmente el resultado no es el esperado, no tendremos la sensación tan acusada de haber fracasado, y sí la satisfacción de haberlo dado todo y por lo tanto, de haber crecido, aprendido y avanzado.

La forma de entender el fracaso está muy condicionada por la cultura y por la educación que recibimos, y de hecho, varía considerablemente de una cultura a otra: En las culturas latinas, por ejemplo, los emprendedores que han intentado llevar a cabo algún proyecto y han fracasado, ven complicado conseguir nuevas inversiones o subvenciones. Sin embargo, la cultura anglosajona, aunque no premia al que fracasa, sí que entiende el fracaso como algo normal y en algunos casos como algo positivo porque te ayuda a mejorar y hacerlo mejor en el futuro. Thomas Edison es un buen ejemplo para reflejar esto cuando dijo antes de inventar la luz: “No he fracasado, he encontrado 10.000 formas de generar electricidad que no funcionan”.

De hecho, la cultura  japonesa considera que el fracaso es parte indispensable del éxito, y como tal lo trata: En esta cultura un emprendedor que triunfa en su primera aventura es considerado extraño, y su éxito atribuido a la suerte….

Aprender a gestionar el fracaso de forma positiva es necesario para poder crecer a nivel individual y organizacional, ya que nos permite afrontar los cambios y adaptarnos a un entorno cada vez más innovador y aprender de los errores desde una actitud de mejora continua y avance.

Cambiemos entre todos nuestra forma de ver el fracaso, y comencemos a ser modelos de referencia aceptando el error de forma positiva y como algo natural, que forma parte de todo proceso de mejora y desarrollo.

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