Una historia para reflexionar

Me gustaría comenzar contando una bonita historia de la mitología griega. La leyenda dice que un escultor llamado Pigmalión se enamoró de una de sus creaciones: Galatea. A tal punto llegó su pasión por la escultura que la trataba como si fuera una mujer real, como si estuviera viva. El mito continúa cuando la escultura cobra vida después de un sueño de Pigmalión, por obra de Afrodita, al ver el amor que éste sentía por la estatua, que representaba a la mujer de sus sueños.

 Este suceso fue nombrado como el efecto Pigmalión y viene a explicar que las creencias y las expectativas de una persona respecto a sí misma, y también respecto a otra persona, afecta de tal manera a su conducta que tiende a confirmarla. Dicho con otras palabras, cuando creemos en algo de una manera tan intensa actuamos en consecuencia, por lo que es muy probable que eso que creemos se convierta en realidad. Si creemos estamos creando, porque tenemos confianza, fe, esperanza ya sea en nosotros mismos o en los demás.

Consecuencias del efecto Pigmalión

Sobre este efecto se han realizado muchos estudios interesantes y desde disciplinas diferentes:Educativa, Laboral, social; obteniéndose resultados similares y corroborando este hecho.

 

A mí me interesa especialmente el efecto Pigmalión en relación a lo que los padres esperan de sus hijos, es fundamental que éstos tengan unas expectativas positivas hacia ellos, porque si un padre espera lo mejor, el hijo le dará lo mejor, pero también, si un padre espera lo peor de su hijo este seguramente le de lo peor de sí mismo. Muchas veces de manera inconsciente solemos etiquetar a nuestros hijos, a veces de manera positiva (“que lista es”) y a veces de manera negativa (“es un vago”); y no tenemos en cuenta, que tal como veamos a nuestros hijos así se van a ver ellos.

pigmalión

Un mensaje para los padres

 Por todo ello, me gustaría animar a los padres a que presten mucha atención a los mensajes que le transmiten a sus hijos, de ellos dependerán en gran medida el concepto que se creen de sí mismos y por tanto actuarán en consecuencia. Por eso, no solo debemos compartir con ellos lo mejor de nosotros, sino que debemos revelarles lo mejor de ellos mismos.

  

Para finalizar, os dejo una reflexión de Blaise Pascal:

  “Trata a un ser humano como es

 y seguirá siendo como es.

 Trátalo como puede llegar a ser, 

 y se convertirá en lo que puede llegar a ser”.

 

Grupo DICTEA

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