¿Qué se te viene a la mente cuando escuchas la palabra CAMBIO? 

Lo normal es que a cada persona se le venga una palabra distinta a la cabeza. ¿Cuál te vino a tí? . Las respuestas que nos encontramos frecuentemente son: problema, reto, pereza, oportunidad, miedo, incertidumbre, ansiedad, adelante, etc… Como podéis observar son palabras muy distintas e incluso contrarias.  Y es que, la forma en que afrontamos los cambios no es la misma para todos, es nuestra actitud la que condiciona nuestra forma de actuar y, por tanto, los resultados que obtenemos.

La palabra CAMBIO, literalmente, significa:   ACCIÓN Y EFECTO DE CAMBIAR.

El cambio es un proceso a través del cual se pasa de un estado a otro, generándose modificaciones o alteraciones de carácter cuantitativo y/o cualitativo de la realidad en un grupo, equipo, departamento, empresa,…

Observemos en primer lugar, cómo los pequeños cambios nos afectan y cómo, por irrelevantes que parezcan, impactan directamente en nuestra rutina, llegando a generarnos cierto grado de incertidumbre; por ejemplo:

    • El hecho de que se estropee la lavadora

 

    • Nos adelanten la hora de una clase.

 

    • Cambien la dirección de una calle de nuestro pueblo (Alcalá de Guadaira)

 

    • O incluso que alguien nos organice el desorden de nuestra mesa de trabajo/estudio.

Si estos pequeños cambios nos afectan, ¿qué pasará en un  entorno cambiante como el actual?. Las personas contamos con diferentes  alternativas para actuar. Pero lo primero es observarnos a nosotros mismos sin juzgarnos, con una mirada limpia, que nos permita conocer:

    •  Cómo afrontamos los cambios.

 

    • Si actuamos con flexibilidad ante ellos y si contamos con la capacidad de adaptarnos.

 

    • Si experimentamos estos cambios como parte de nuestra cotidianeidad o si los visualizamos como adversidades y, entonces, los vivimos con incertidumbre, miedo e inseguridad.

Siendo conscientes de los efectos que nos producen los cambios  pequeños ; ¿qué podemos llegar a sentir frente a otros cambios más sustanciales en nuestra vida?.

Todos reconocemos la importancia de adaptarse a los cambios, sin embargo, ¿qué nos sucede?, ¿qué hace que nos paralicemos y no nos adaptemos?. Existen diversos factores que nos frenan y bloquean ante los cambios, entre otros:

    • Pereza

 

    • Gente tóxica (“Tú no eres capaz, no lo vas a conseguir”)

 

    • Los hábitos

 

    • La personalidad

 

    • La necesidad de seguridad, influencia, poder y control

 

    • Razones económicas

 

    • Temor a lo desconocido,  miedo

 

    • Atención selectiva: percibir lo que se adapta a nuestro punto de vista

 

    • Etc…

Desde la psicología y desde el coaching se hace hincapié en trabajar con estos frenos y bloqueos; ya que son la verdadera causa de que no avancemos, de que no logremos nuestras metas, de que no salgamos de nuestra zona de confort.

Concretamente, actualmente, el Coaching está siendo reconocido como una de las mejores herramientas de gestión del cambio y se basa en el desarrollo del Autoliderazgo y de pasar de víctima a responsable de nuestra vida.

Es decir, pasar de  actitudes y respuestas que alejan a las personas de su potencial, tales como:

    • Excluirse de la situación;

 

    • Considerarse incompetente, incapaz de cambiar;

 

    • Declararse víctima;

 

    • Creer que no puede hacer nada ante una situación;

 

    • Cerrar puertas para posibilidades.

Y acompañarlas a actitudes y respuesta que favorecen liberar el potencial, tales como:

    • Incluirse en la situación;

 

    • Considerarse competente, capaz de cambiar;

 

    • Declararse protagonista;

 

    • Tener responsabilidad y sentirse capaz de aprovechar la experiencia de alguna manera;

 

    • Abrir puertas para las posibilidades. 

 

“Quedarse concentrado en la puerta que se cerró, puede impedir la visión de las puertas que se abren”. 

Rosa Rodríguez del Tronco

Psicóloga – Coach – Formadora – Consultora

Gerente de Grupo DICTEA

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