Dentro de un proceso de coaching es necesario e imprescindible que el coach conozca y domine las habilidades claves de la comunicación (escucha empática, feedback, etc). Sólo  así, se  podrá desarrollar adecuadamente las sesiones y conseguir acompañar al cliente hacia su objetivo.

 

Actualmente, se habla mucho de COMUNICACIÓN y se observa como cada vez con más frecuencia las distintas empresas (matrimonios, parejas de hecho, familias, organizaciones públicas y privadas, PYMES…) sufren grandes conflictos y problemas por una mala comunicación.

 

Algunas de estas empresas, incluso llegan a su fin debido a la deficiente o nula comunicación existente entre los miembros de las mismas. No son pocos los casos que seguro conocemos.

 

Las personas dicen que se comunican, pero ¿realmente lo hacen o simplemente hablan y oyen?

Sin una buena comunicación NO HAY COACHING,  tampoco hay relaciones sanas,  de ahí la importancia  de este tema.

El estilo de comunicación es la carta de presentación, un aspecto inmediatamente percibido por el otro. Según sea ese estilo se transmiten unas u otras impresiones (seguridad, agresividad, sinceridad, honestidad, eficacia, firmeza, etc.). Según la imagen que se proyecte, el interlocutor reaccionará en uno u otro sentido.

Es importante tener unas buenas habilidades de comunicación como coach, y así crear un ambiente propicio que genere la confianza de los coachees en nosotros.

 

En la comunicación existen siempre elementos verbales y no verbales. La consistencia entre ambos elementos es un elemento central para garantizar una adecuada comunicación.

 

Por  elementos verbales entendemos el contenido, lo que decimos. A través de ellos comunicamos ideas, damos información acerca de hechos personales, describimos o expresamos nuestros sentimientos, hacemos preguntas, pedimos información…

 

Los elementos no verbales hacen referencia al cómo comunicamos ese contenido. Atenderemos a características de la voz (tono, volumen, inflexiones, modulación), la postura corporal y los gestos, el contacto visual (expresión facial, mirada) y la sonrisa.

 

Ambos son importantes para la comunicación y, como decíamos, ha de haber coherencia entre ellos. Hay que tener en cuenta que, ante una contradicción entre ambos canales, el que más información nos da, normalmente es el no verbal, que será el que prevalezca en la interpretación que el receptor hace del mensaje. Por ello, hago hincapié en  que el coach no sólo escuche lo que su coachee le dice con palabras; sino que preste atención a su comunicación no verbal (todo lo que dice con su cuerpo y con los elementos paralingüísticos).

 

Las habilidades de comunicación para ser un buen coach son, entre otras: la escucha activa, la empatía, tener capacidad para resumir, para realizar preguntas acertadas y para dar feedback. Todas estas habilidades se pueden entrenar, por eso, para dedicarse profesionalmente al coaching uno no sólo debe conocer la teoría, sino que debe practicar para convertirse en una persona habilidosa en  comunicación.

 

Lo importante es que esas habilidades pasen a formar parte del coach, que las maneje y que las automatice, sólo así conseguirá ser un/a EXCELENTE COACH.